Hoy desperté con ganas
de llenar mis oídos de viento,
la tarde me descubre,
completamente escrito por dentro,
y mis ojos buscan en vano
el verde de un mar confidente.
Hace ya tiempo que no llueve,
ni siquiera aquí dentro,
comienzo a olvidar mi nombre,
que se esconde en tus bolsillos
mientras cuento hasta tres mil
y me olvido de salir a buscarlo.
Te busco como al café,
me cruzo con el perfume de tu pelo,
que me embriaga de sueños
y olvido recuperar mi nombre
que ya se durmió en tus bolsillos,
que se olvido que estaba jugando.
Desayunos que son almuerzos
con sabor a vacaciones de verano,
hablamos de cualquier cosa
mientras mi fuente se pregunta
una y otra vez sin descanso,
cómo es posible tu boca…
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